sábado, 23 de mayo de 2009

Viaje por los Balcanes (I) : Čilipi - Kotor, 03-10-2008

Llegamos al aeropuerto de Dubrovnik, Čilipi, a unos 20 kilómetros de la perla del Adriático y salimos en dirección contraria, hacia la frontera con Montenegro,, a parecida distancia. Nuestro plan para el primer día de vacaciones era ir recorriendo la bahía de Kotor, y dormir en la ciudad que le da nombre. Kotorska Boka, la bahía de Kotor, es técnicamente un fiordo, y no hay muchos en el sur de Europa.En la frontera nos retienen aproximadamente una hora. Pero cuando llega nuestro turno de mostrar los pasaportes no nos preguntan apenas. Sólo algún comentario sobre el Real Madrid. Si uno es español y va al extranjero es conveniente saber de fútbol porque es de lo que le van a preguntar. Aquí lo más fácil es mencionar a Pedja Mijatovic, que es montenegrino. Se me ocurrió más tarde.

Una vez que entramos en Crna Gora, podemos utilizar el dinero que llevamos encima. En Montenegro, como en Kosovo utilizan el euro. Llevo un libro de viaje que se llama "Western Balkans", "los Balcanes Occidentales", que me parece una forma más elegante de referirse a estos territorios que "antigua Yugoslavia" y sobre todo "ex-Yugoslavia" (además, el libro incluye Albania, a la que Tito quiso incorporar a su proyecto de Segunda Yugoslavia). Entre los nombres oficiales de los países inscritos en la ONU, probablemente el más extraño sea el de la FYROM (Former Yugoslav Republic of Macedonia). El libro "Western Balkans" fue publicado en 2006 y en él Montenegro no aparece aún como país independiente, sino como parte de "Serbia y Montenegro".


Montenegro se Align Rightseparó de Serbia tras el referendum de 2006. El nacimiento del país más joven de Europa (sin contar aún Kosovo, al que España no reconoce), se decidió en referéndum por un estrecho margen. La identidad montenegrina y la serbia son prácticamente la misma, y son matices ideológicos y estratégicos los que hacen que los montenegrinos se decanten por una u otra y los que han supuesto que ambas naciones se separen. Curiosamente la Iglesia Ortodoxa montenegrina no se ha separado (¿aún?) de la Serbia, por lo que comparten el mismo Patriarca.

Hablando de estas cosas hemos llegado a Herceg Novi, ciudad con un notable castillo, cuyo nombre significa "castillo nuevo" y en la que en el siglo XVI lucharon turcos y españoles, Tras un plato de pasta y marisco, un paseo por la ciudad vieja "stari grad" y el mencionado castillo y una multa de aparcamiento de un euro, seguimos camino, adentrándonos en el fiordo.En Herceg Novi puede decirse que comienza la bahía.

Después de Bijela, se encuentra su punto más estrecho, donde paramos y vemos, a lo lejos, Perast. Una mirada al mapa, muestra la cantidad de kilómetros que uno puede ahorrar tomando el transbordador que conduce de un lado al otro. Observo que el alfabeto latino está más presente que el cirílico en letreros, anuncios, propaganda y me pregunto si esto será así en todo Montenegro o sólo aquí cerca del mar y la frontera.

Dejando Bijela nos acercamos al lugar más recóndito del recorrido de hoy, Risan. Antes de llegar a Risan, donde cultivan mejillones, vemos un topónimo que nos soprende por su ausencia de vocales: Strp. Tras girar en Risan seguimos en línea recta hacia Perast, donde pararemos un rato. Es impresionante la estrechez de la franja de costa donde se encuentran las poblaciones, y las enormes montañas detrás de estas. El agua del mar en Perast es cristalina, la tarde es soleada. Damos un paseo por la carretera estrecha. El pueblo está muy tranquilo. Hay barcos que se dirigen a dos islas cercanas, donde hay unas iglesias. Al parecer una de las islas es artificial, pero está ahí desde el siglo XV. Después reanudamos nuestro camino.

Encontramos alojamiento poco antes de llegar a Kotor, en un lugar que técnicamente es aún Dobrota. La habitación es bonita y tiene vista al mar. Allí dejamos el coche y vamos caminando a la ciudad amurallada, que está a unos quince o veinte minutos.El modo de vida de la gente me recuerda a España y diría aún más a la España de los ochenta. Los niños corriendoen por la calle, las fruterías con el género fuera, las bicicletas. Pasamos por unos barrios humildes y llegamos a la muralla, que es notable y sube hasta lo alto de la montaña. De noche, iluminada, parecerá un enorme círculo de fuego. Hay un barco grande amarrado en el puerto, un crucero del que bajan turistas.

Existe una entrada principal con una placa que hace alusión a la liberación de la plaza en la Segunda Guerra, durante la cual, Kotor (Cattaro) fue entre otras cosas, una provincia italiana. Tras cruzar la puerta: el paraíso. Una plaza hermosa con un reloj impresionante, edificios nobles de piedra, la catedral de San Trifón. Recorremos calles y callejas y nos aventuramos a la muralla. No hasta arriba, pero lo suficiente para tener una vista de la ciudad y del fiordo. Es muy bonito. Con la satisfacción del deber cumplido y un helado nos retiramos a nuestros aposentos.

(Fotos de Kotor, en particular me gusta esta)
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