Ha amanecido en la ciudad martir, pero no he oído a los almuédanos. La luz me despierta y me apresuro a la ventana para observar la misma escena de anoche. Aunque añore la belleza de los puntos verdes sobre fondo negro, veo esta vez más cosas, casitas en las montañas y alminares y el día que va comenzando. Cegado de Wanderlust acuerdo con Anja reencontrarnos en un par de horas, para desayunar juntos y me lanzo a la calle armado con la cámara de fotos, aunque aquí la metáfora sea casi intolerable.
Admiro el Sebilj, y lo rodea menos suelo que palomas. La mayor parte de los puestos de Baščaršija están aún cerrados. Es domingo y todavía no son las ocho. Planeo seguir el curso del Miljacka, desde la Biblioteca Nacional hasta donde llegue, así que camino junto a este río, que es una tubería encajonada y poco profunda de aguas turbias.
Paso junto al Puente Latino, pero aún no sé que ese es el puente que quiero ver. Observo los carteles electorales, algún edificio herido por la guerra, una pintada implorando a no olvidar Srebrenica. Las calles están vacías, es domingo, circulan pocos vehículos y algún que otro tranvía, así que voy cambiando de acera para observar lo que mejor me place: un edificio verde curiosísimo, las aguas oscuras del río, un centro comercial horroroso. Ayer vimos carteles electorales en los que se utlilizaba el alfabeto cirílico. Aquí, en Sarajevo, no se ve ninguno.
Atrás queda el Hotel Saray. Pienso en Sarajevo, Sarayevo debería llamarse en español, pero la dictadura de la letra escrita ha condenado al sonido gutural el topónimo hispano: Kilimanjaro, Sarajevo, Rajastán. Recuerdo la primera vez que vi el nombre de esta ciudad en un bote de Cola Cao, - el alimento de la Juventud, el alimento olímpico - a propósito de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984. Y recuerdo el logotipo con precisión, pero había olvidado a Vučko, si es que alguna vez supe de él. He leído que Saray es lugar de descanso en turco y árabe, y relaciono la palabra, no sé aún si acertadamente, con caravanserai. Anja se ríe siempre de mis etimologías.
A lo largo del río, confirmo que la ciudad es un corredor, y no puedo evitar imaginar las montañas tomadas por la artillería serbobosnia, y cómo sería la vida por aquel entonces dramático y cercano. Llego hasta la mezquita de Ali-Pashá, blanco entonces de los francotiradores y vuelvo por la avenida del Mariscal Tito, también vacía, algún tranvía, la llama eterna, la Plaza de la Liberación, hacia Baščaršija. (ver crónica completa).
Amanece en Sarajevo (ver anoche)
Skenderija
Las 9.02 de la mañana de un domingo frente a Skanderija
Cementerio en la Mezquita de Alí-Pashá
Presidencia de Bosnia-Herzegovina
Tranvía en la Avenida Mariscal Tito
Monumento
Cementerio islámico en medio de la zona moderna, de estilo austrohúngaro
Las 9.02 de la mañana de un domingo frente a Skanderija
Cementerio en la Mezquita de Alí-Pashá
Presidencia de Bosnia-Herzegovina
Tranvía en la Avenida Mariscal Tito
Monumento
Cementerio islámico en medio de la zona moderna, de estilo austrohúngaro
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