El plan original era subir a la montaña que dicen da nombre al país, en cuya cima se encuentra el mausoleo del poeta Petar Petrović Njegoš, pero la niebla nos difumina la idea y decidimos seguir camino por la carretera que llega a Podgorica, que antes se llamaba Titogrado en honor saben ustedes a quién. La ruta no llega a entrar en Podgorica, pero se avista en lontananza. Antes de llegar al desvío de Podgorica, tenemos vistas del lago Skadar/Shkodër y las montañas de Albania, no muy buenas a causa de la lluvia. Tras un cruce por el que todos los montenegrinos pasan tarde o temprano dejamos la capital a la derecha y seguimos hacia el norte. El siguiente punto en el recorrido, donde pensabamos merendar, es el monasterio de Ostrog, bello como esculpido en la roca. Pero al empezar a subir hacia Nikšić nos rodea una niebla terrible y no se ve a diez metros. Apenas pudimos avistar el cartel del desvío, pero decidimos no subir y nos queda algo interesante que visitar en nuestra siguiente visita montenegrina.
En Nikšić nos dio tiempo a perdernos por un leve periodo de tiempo. Al final, preguntando con pronunciación foránea y con manos, conseguimos averiguar el camino hacia Šćepan Polje, por donde tenemos que entrar en Bosnia-Herzegovina. Después de Nikšić vamos solos por estas carreteras desiertas. Solos bajo la lluvia. (ver crónica completa).
Albania. A lo lejos. La imágen no es precisamente impresionante, pero es lo único que he visto hasta ahora de ese país.
Podgorica. Capital de Montenegro. Una ciudad pequeña, para ser una capital europea.
Llegando a Podgorica. Dobro Došli. Bienvenidos.
Después de Podgorica así (y peor) se puso la niebla, por lo que no intentamos la subida a Ostrog.
Después de Nikšić amainó. Nos acercamos a paisajes hermosos en el norte intacto de Montenegro
Después de Nikšić amainó. Nos acercamos a paisajes hermosos en el norte intacto de Montenegro
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