KOTOR, 3 de octubre de 2008
Pasamos por unos barrios humildes y llegamos a la muralla, que es notable y sube hasta lo alto de la montaña. De noche, iluminada, parecerá un enorme círculo de fuego. Hay un barco grande amarrado en el puerto, un crucero del que bajan turistas.
Existe una entrada principal con una placa que hace alusión a la liberación de la plaza en la Segunda Guerra, durante la cual, Kotor (Cattaro) fue entre otras cosas, una provincia italiana. Tras cruzar la puerta: el paraíso. Una plaza hermosa con un reloj impresionante, edificios nobles de piedra, la catedral de San Trifón. Recorremos calles y callejas y nos aventuramos a la muralla. No hasta arriba, pero lo suficiente para tener una vista de la ciudad y del fiordo. (ver crónica completa).
Pasamos por unos barrios humildes y llegamos a la muralla, que es notable y sube hasta lo alto de la montaña. De noche, iluminada, parecerá un enorme círculo de fuego. Hay un barco grande amarrado en el puerto, un crucero del que bajan turistas.
Existe una entrada principal con una placa que hace alusión a la liberación de la plaza en la Segunda Guerra, durante la cual, Kotor (Cattaro) fue entre otras cosas, una provincia italiana. Tras cruzar la puerta: el paraíso. Una plaza hermosa con un reloj impresionante, edificios nobles de piedra, la catedral de San Trifón. Recorremos calles y callejas y nos aventuramos a la muralla. No hasta arriba, pero lo suficiente para tener una vista de la ciudad y del fiordo. (ver crónica completa).
Vista de la ciudad, tras franquear la muralla
Catedral de San Trifón
Subiendo a la zona alta
Desde la muralla. Se ve la catedral ortodoxa y un crucero amarrado en el puerto.
Desde la parte alta de la muralla. Vista hacia la salida del fiordo.
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