El 8 de octubre despertamos cerca de Trogir, era un día soleado, de esos en los que toca recorrer, porque tenemos previsto llegar al lugar más septentrional en en nuestro periplo balcánico: el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice. Mi hermana estuvo allí, años atrás y me maravillaron las fotos, aunque el lugar queda a desmano, apartado de la costa de Dalmacia, a mitad de camino entre Zadar y Zagreb.
Lo primero que hacemos tras el desayuno es parar para visitar el pueblo amurallado de Trogir, hermoso de callejuelas, con una notable plaza de piedra y un reloj muy principal. Trogir es una pequeña ínsula, pegada a otra mucho mayor que no tenemos tiempo de visitar. El pueblo no es muy grande y en cuanto uno da unos pasos de más, se encuentra con el mar. Hay un paseo marítimo amplio y limpio, a lo largo del cual amarran barcos y desde el que se ve clara y limpia, como siempre, el agua del Adriático. Me sorprendió en una de las puertas de la muralla, una estatua sobre un pedestal invertido y nos entretuvimos tratando de descifrar, cabeza abajo la leyenda.
(ver crónica completa) (ver mapa)
Lo primero que hacemos tras el desayuno es parar para visitar el pueblo amurallado de Trogir, hermoso de callejuelas, con una notable plaza de piedra y un reloj muy principal. Trogir es una pequeña ínsula, pegada a otra mucho mayor que no tenemos tiempo de visitar. El pueblo no es muy grande y en cuanto uno da unos pasos de más, se encuentra con el mar. Hay un paseo marítimo amplio y limpio, a lo largo del cual amarran barcos y desde el que se ve clara y limpia, como siempre, el agua del Adriático. Me sorprendió en una de las puertas de la muralla, una estatua sobre un pedestal invertido y nos entretuvimos tratando de descifrar, cabeza abajo la leyenda.
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Otro de los impresionantes relojes que se encuentran en las ciudades de Croacia
(una imagen mejor en wikipedia)
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