domingo, 31 de mayo de 2009

Viaje por los Balcanes VIII, 10-10-2008 [Split - Brela - Makarska - Dubrovnik]

10-10-2008 , DE SPLIT A DUBROVNIK.

Este es el penúltimo día del recorrido por los Balcanes occidentales. Mañana pasaremos el día entero en Dubrovnik, y el día siguiente nos dará, tan sólo, para llegar al aeropuerto y volar.

Comienza el dia en Kastela, donde nos acercamos al mar. Volvemos por vez tercera a Split, pero será la primera vez que entremos de día en Spalatto. El día es caluroso, aparcamos cerca del Palacio de Diocleciano y entramos por la puerta del bazar. Hay un animado mercado. Desayunamos en la plaza. Como desde ayer conocemos aproximadamente las callejas, llegamos al peristilo, con la intención de subir a la torre de la catedral. Desde arriba, las vistas son impresionantes en un día claro. Los restos de piedra romana, el puerto, los transbordadores. Es inevitable llegar a un lugar y querer verlo desde lo alto.

Tras descender de la torre Anja entra a ver el tesoro de la catedral. Yo me abstengo, aunque creo que quizá hice mal, ya que después vi el interior en un documental y parecía muy bonito. Entretanto, me dedico a conjeturar con la esfinge del peristilo, y recorro los callejones para ver cómo vive la gente en un monumento histórico. Me encuentro con un grupo de croatas marineros que cantan a coro algo parecido a las habaneras y cuando me reencuentro con Anja visitamos juntos la cripta, donde al menos se está fresquito. Luego callejeamos en busca del vergel que no logramos encontrar y acabamos en el paseo marítimo.

Tras salir de la difícil Split seguimos hacia el sur, en busca de alguna playa. El primer lugar donde pruebo las claras aguas del Adriático es una playa junto a un hotel, en un lugar que no recuerdo. El agua está limpísima aunque fría y es una lástima que el fondo sea de piedras. Entrar y salir es un sufrimiento, pero uno que vale la pena. Después continuamos buscando la famosa playa de Brela. Nos costó un rato encontrar la famosa franja de arena que aparece en casi cualquier folleto turístico pero al final lo conseguimos. Una playa bellísima junto a un pinar. No hay mucha gente. Nos damos un paseo, pero no nos bañamos.

Seguimos hacia el sur y a horas tardías llegamos a Makarska, donde aún tenemos tiempo de caminar por el paseo marítimo y comer algo de marisco. Me gusta mucho ver la ciudad, entre el mar y una montaña robusta, enorme. En el momento en el que el sol comienza a caer la temperatura, junto con la brisa, hacen el día de lo más agradable.

Más hacia el sur, llegamos - de nuevo - a la región del Neretva. Aproximadamente a la hora de la puesta del sol. En algunos tramos de carretera hay una infinidad de vendedores de fruta. Venden sobre todo mandarinas, que están deliciosas y son el alimento perfecto para un día de calor en el que nos hemos deshidratado bastante.

La noche nos alcanza en la frontera con Bosnia. Debemos atravesar la franja de Neum. Salida al mar de Bosnia-Herzegóvina. Nos piden el pasaporte tanto a la entrada como a la salida. Es una de esas circunstancias curiosas que ocurren en los viajes. Atravesar cuatro kilómetros de carretera en otro país.

Después, ya de noche, tenemos la primera vista de Dubrovnik desde un alto. Nuestra soba está en Lapad, así que posponemos ver la ciudad amurallada y antes de ir a dormir caminamos por el paseo marítimo cercano.

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